El dolor de rodilla puede limitar la vida diaria de muchas personas. Aunque es habitual relacionar el desgaste de esta articulación con la edad y el envejecimiento, lo cierto es que también puede producirse antes de los 50 años. Lo que muchas veces se ignora es que nuestros hábitos contribuyen al cuidado de nuestras rodillas. ¿Sabes lo que son?
Relación entre el dolor de rodilla y el envejecimiento
El estrés que van acumulando las rodillas con el paso de los años puede acabar dañándolas. El Dr. Gonzalo Samitier Solís, jefe del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud Badalona y del Centro Médico Quirónsalud Aribau, nos cuenta que, “a medida que envejecemos, nuestras articulaciones, especialmente las rodillas, suelen experimentar retos relacionados con el desgaste y lágrima natural del cuerpo”.
Por un lado, el cartílago es una capa que recubre los huesos de las articulaciones y puede desgastarse o incluso desaparecer. Cuando esto sucede, el hueso subcondral de la rodilla queda sin esa protección y amortiguación, lo que provoca Artrosis, una enfermedad muy común en personas mayores, cuyos síntomas son inflamación, dolor y deformidad.
A esto se suma deterioro de meniscos y ligamentos, que también perjudica la salud de las rodillas. El médico señala que “este desgaste no significa necesariamente estar condenado al dolor ni a tener que someterse a una intervención; hay mucho que podemos hacer para minimizar las molestias”.
6 medidas para fortalecer tus rodillas
¿Qué puedes hacer para evitar molestias en estas articulaciones? Sigue las recomendaciones de nuestro traumatólogo:
1. Come sano y equilibrado
Seguir una dieta sana y equilibrada promovemos la calidad del cartílago y otros tejidos que se encuentran en las rodillas. Sin olvidar todos los beneficios que tiene para la salud en general.
Asimismo, al tomar decisiones más saludables en nuestra dieta, podremos mantener un peso apropiado, fundamental para cuidar estas articulaciones. El médico nos lo explica así: “Parece un tópico, pero el peso tiene un efecto mecánico directo sobre nuestras rodillas. Cada kilo de más se traduce en 4 kilos de presión adicional sobre nuestras articulaciones que soportan carga”.
2. Ejercita tus rodillas
Atreverse a entrenar la fuerza y la movilidad. Si trabajamos específicamente los músculos de los muslos, especialmente los cuádriceps y los isquiotibiales, estos nos servirán para proteger las rodillas. Pero, ¿qué ejercicios pueden fortalecer estos músculos tan específicos?
Entre los ejercicios más sencillos se encuentran:
- extensiones de rodilla con resistencia desde la posición sentada
- media sentadilla
- Actividades fáciles para hacer todos los días como ir en bicicleta osi tienes acceso a una piscina, caminar en el agua
Además, en caso de duda, es aconsejable Acude a especialistas en Rehabilitación, Fisioterapia o Preparación Física, quien podrá indicar los ejercicios más adecuados y adaptarlos a la situación personal, así como explicar su correcta ejecución. Al respecto, el especialista añade que “la rodilla artrítica va perdiendo amplitud de movimiento progresivamente y, aunque esto no es del todo reversible, debemos esforzarnos en mantener la mayor movilidad y flexibilidad posible de nuestras articulaciones”.
3. Priorizar actividades sin impacto
Correr, saltar o levantar peso excesivo son algunos de los ejercicios que ejercen una gran presión sobre los meniscos y cartílagos, lo que puede provocar su deterioro. Por este motivo, lo mejor es evitarlos si es posible. Y, si tienes afecciones del cartílago, es preferible optar por la bicicleta, la elíptica o la piscina, que son actividades de menor impacto.
4. Lleva calzado cómodo
Las rodillas también pueden sufrir una presión adicional cuando permanecemos demasiado tiempo de pie. Por lo tanto, si no vamos a poder estar mucho tiempo sentados o vamos a caminar, debemos asegurarnos de llevar zapatos cómodos con suelas suaves que brinden amortiguación.
5. Utilice plantillas si es necesario
No es obligatorio llevar plantillas. Específico, Se pueden recomendar en personas que tienen las piernas arqueadas, genu varo, o las rodillas en forma de X, genu valgo., como afirma el médico: “En estos pacientes, se puede reducir la presión en el compartimento afectado, medial o lateral, respectivamente, colocando una cuña elevada en la plantilla o suela del zapato”. En estos casos es recomendable contactar con especialistas, quienes valorarán si es necesario o no.
6. Ten cuidado al usar rodilleras
Al igual que con las plantillas, Es importante evaluar cada caso para saber si realmente aportan una mejora. También hay que diferenciar entre las rodilleras de alivio, que se utilizan para reducir la presión, de otras que se utilizan para proporcionar un soporte global a la rodilla.
Cómo tratar el dolor de rodilla
Es conveniente para acudir a consulta, ya que de esta manera podrás evaluar la situación. Por ejemplo, la artrosis difusa con síntomas puede tratarse mediante cirugía protésica, mientras que la cirugía de preservación de la rodilla puede estar indicada en menores de 50 años. Hay que tener en cuenta que en estas edades más jóvenes la artrosis no es común, sino que se denomina lesión condral o cartilaginosa. Al respecto, el médico añade que “muchas veces estos pacientes también presentan lesiones combinadas de ligamentos, meniscos o desalineaciones, por lo que hay que analizar cada caso de forma individualizada”.